Nuestro gerente general compartió su visión sobre aguas servidas y riles con la revista Induambiente
El artículo hizo un repaso sobre los hitos y retos pendientes en el tratamiento de las aguas residuales, cuyo reúso se busca aumentar, considerando la opinión de Felipe Meza, director de la División Técnica de Aguas Servidas (DIASE) de la Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental, capítulo chileno.
De cloaca a casi orgullo nacional. Se puede decir, en sentido figurado, que ese cambio en la percepción de los santiaguinos tuvo el río Mapocho a comienzos de la década pasada. ¿La razón? Su transformación desde un curso de agua muy contaminado por las aguas servidas a un recurso 100% libre de estos residuos líquidos gracias a una inversión millonaria de Aguas Andinas.
Ese hito refleja la revolución sanitaria que vivió Chile en pocos años, pasando de coberturas de un dígito en los servicios de alcantarillado y tratamiento de aguas servidas a casi un 100% en zonas urbanas.
Según cifras de la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS), durante 2022 más de 16 millones de usuarios, que reciben prestaciones sanitarias en las 339 zonas urbanas concesionadas del país, tuvieron una cobertura de suministro de agua potable que alcanzó el 99,40%, un 97,48% en el servicio de alcantarillado y un 99,98% en materia de saneamiento de aguas residuales domésticas.
La entidad también informa que son 302 las plantas de tratamiento de aguas servidas (PTAS) que operan actualmente en las zonas concesionadas, empleando principalmente tres tipos de tecnologías: lodos activados (63%), lagunajes (21%) y emisarios submarinos (11%). Además, el 23% de éstas cuentan con sistemas de tratamiento de gases odorantes.
De acuerdo a la SISS, el cumplimiento normativo de las PTAS en la última década se ha mantenido por sobre el 90%, “notándose una tendencia decreciente en los tres últimos años”, precisa.
Otros datos relevantes indican que el 73% de las aguas servidas el año pasado se descargó en cuerpos de aguas superficial continental, el 21% en el mar y solo el 6% tuvo un reúso directo.
Factor Decreto 90
La descontaminación del río Mapocho, como también de muchos otros cursos y cuerpos de agua en Chile, tuvo un gran responsable desde el punto de vista normativo: el Decreto Supremo Nº 90/2000, en vigencia desde septiembre de 2001 y hoy en revisión, el cual regula los contaminantes asociados a las descargas de residuos líquidos a aguas marinas y continentales superficiales.
“Gracias a este decreto pasamos de tener coberturas de tratamiento de aguas servidas de un 20% a casi un 90% en sólo 10 años, y que hoy alcanzan un 99,98%, convirtiéndose nuestro país en un referente a nivel mundial por avanzar rápidamente en la protección de los cuerpos de agua superficiales en base a descargas de aguas servidas con tratamiento. Son niveles solo comparables con países desarrollados”, destaca Verónica Vergara, jefa de la Unidad de Aguas Servidas y Riles de la SISS.
La especialista pone de relieve también la tecnología más utilizada en las PTAS: 189 de las 302 instalaciones operativas en las zonas concesionadas urbanas del país emplean sistemas de lodos activados (63%). “Lo anterior es relevante considerando que estas soluciones corresponden a tratamientos secundarios, que están dentro de los más eficientes a nivel mundial para eliminar los compuestos orgánicos solubles y coloidales que no fueron separados en un tratamiento primario, facilitando la eliminación de sólidos en suspensión. Y se adaptan a las distintas condiciones de caudal a tratar y meteorológicas presentes desde Arica hasta Punta Arenas”, detalla.
Patricio Valenzuela, gerente de la División Tratamiento de Aguas en la empresa Simtech, subraya la importancia del Decreto 90 y sostiene que el proceso de actualización de esta norma que hoy está en marcha es uno de los sucesos históricos relevantes en este sector.
A su vez, Felipe Meza, director de la División Técnica de Aguas Servidas (DIASE) del capítulo chileno de la Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental (AIDIS Chile); y gerente general de Aguas Santiago Poniente, también resalta el “exponencial crecimiento de la cobertura en tratamiento de aguas servidas y su disposición. Este aumento, conforme a los datos de la SISS, coincide con el alza en el uso de la tecnología de lodos activados”.
A su juicio, uno de los hitos en el sector sanitario es justamente la entrada en operación –entre fines de 1999 y comienzos de 2000– de las PTAS en base a lodos activados, “que surgen en Inglaterra en 1914, abarcando hoy en el país más del 60% del total de sistemas de tratamiento de aguas servidas”.
¿Y los riles?
De manera similar a lo ocurrido con el D.S. 90 y las aguas servidas, el gran salto en la adecuada gestión de los residuos industriales líquidos (riles) fue gatillado por la entrada en vigencia del D.S. MOP Nº 609/1998, que regula los contaminantes asociados a estas descargas a los sistemas de alcantarillado.
“Esta norma proporcionó un estándar de calidad de servicio que obliga a las empresas sanitarias a realizar el control de los riles que se descarguen directamente al alcantarillado público o, si corresponde, directamente en las PTAS de la concesionaria. Está orientada a proteger y preservar los servicios públicos de recolección, tratamiento y disposición. De ahí su importancia, ya que sin ella se pone en riesgo la operación de las plantas”, plantean en la SISS.
Actualmente, 2.895 establecimientos industriales –la mayor parte de los que controla la SISS– tienen la exigencia de cumplir con esta regulación, que es acatada por la gran mayoría de estas fuentes. Por cierto, hay otro porcentaje de empresas que descarga sus riles a cursos o cuerpos de agua superficiales y deben atender lo establecido en el D.S. 90, como también otro grupo que lo hace en aguas subterráneas, lo cual es regulado por el Decreto Supremo Nº 46/2002.
Valenzuela, además, valora las iniciativas del sector industrial para el reúso de sus riles, “para lo cual están incorporando sistemas de tratamiento que lo permiten”.
Emisarios, olores y más
En relación a los próximos desafíos en este campo, Verónica Vergara precisa que la propuesta que modifica el D.S. 90 no considera nuevos parámetros o límites que requieran de tecnologías diferentes a las ya existentes.
Luego manifiesta que uno de los principales retos ahora es “definir una política pública referida a los emisarios submarinos que no son parte de ese 63% de PTAS que utilizan lodos activados, para que en algún momento pasen a ocupar esta tecnología”.
Otro aspecto que se está abordando, y que sería materia de una norma para el sector a futuro, es la generación de olores molestos en las PTAS, por lo que el sector sanitario ha debido implementar sistemas de tratamiento de gases odorantes en un 23% de estas instalaciones.
La SISS, asimismo, está trabajando para contar con una línea base de huella de carbono para el sector sanitario, específicamente para los sistemas de tratamiento de aguas servidas, que son la infraestructura del rubro que más aporta emisiones de gases de efecto invernadero. “El objetivo es que la industria sanitaria gestione su huella ambiental mediante la implementación de planes de acción, ya sea en aspectos de economía circular y otras innovaciones sustentables, para reducir sus impactos ambientales”, declara la profesional.
Añade que este rubro también puede seguir mejorando su gestión con la implementación de sistemas avanzados de monitoreo en tiempo real para medir la calidad del agua, la presencia de contaminantes y la eficiencia de las plantas de tratamiento. “Esto permitirá una detección temprana de problemas y una respuesta rápida ante posibles emergencias o incumplimientos normativos”, subraya.
A propósito de tecnologías, Vergara sostiene que las empresas deben buscar soluciones para reducir el consumo de energía en las plantas de tratamiento y optimizar sus procesos, lo que contribuirá a la sostenibilidad ambiental, a disminuir la emisión de GEI y a reducir los costos operativos.
Afirma: “En el largo plazo podrían aspirar a sistemas de avanzada, investigando y adoptando tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial y automatización, para mejorar la operación y el mantenimiento de las plantas de tratamiento, aumentando así su eficiencia y reduciendo el impacto ambiental”.
Aumentar el Reúso
Para Felipe Meza, gerente general de Aguas Santiago Poniente, el gran desafío del sector es llegar a ser 100% sustentables. Para eso, es fundamental “disminuir la disposición final de los lodos biológicos en rellenos sanitarios con el uso de tecnología, de manera que se haga de forma eficiente e inocua. Las empresas sanitarias ya están trabajando fuertemente, con ayuda de la academia, en lo relacionado a la recuperación de nutrientes como el fósforo y el nitrógeno. Esto no solo permite proteger los cuerpos de agua y preservar el medio ambiente, sino también aprovechar estos residuos orgánicos como recursos valiosos para la producción de fertilizantes como la estruvita”, especifica.
El representante de AIDIS Chile aboga para que se supere con creces la tasa de valorización de lodos sanitarios, que hoy solo llega al 20%. Y una de las opciones es aprovecharlos para generar biogás.
A su vez, Patricio Valenzuela expone que el mayor reto de la industria sanitaria y fuentes emisoras de riles es “poder incorporar el reúso de las aguas residuales como una alternativa viable, buscando el modelo de negocios más apropiado”.
En ese contexto, el ejecutivo de Simtech aplaude la incorporación de directrices para la clasificación de la calidad del agua regenerada para el reúso no potable de acuerdo a la NCh 3483.
En este mismo ámbito, Verónica Vergara señala que, en un escenario de cambio climático y disminución continua y permanente de la disponibilidad hídrica, “es prioritario que se incorporen sistemas de reúso, enfocados principalmente en las aguas descargadas por emisarios submarinos, de tal forma de contar con una nueva fuente de agua”.
En esa línea, avanza la implementación de un proyecto, lanzado en mayo de 2022, para aumentar el reciclaje de las aguas servidas tratadas del sector sanitario que son descargadas al mar. Para eso, obtuvo financiamiento del concurso Retos de Innovación del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, ANID y el Laboratorio de Gobierno.
La jefa de la unidad de Aguas Servidas y Riles de la SISS agrega que otro de los retos es “fortalecer la institucionalidad vigente para aumentar progresivamente el reúso de aguas residuales tratadas para hacer frente a esta crisis, para lo cual ya existen iniciativas de ley donde la SISS está apoyando activamente desde su mirada técnica” (ver recuadro).
Además, el organismo estatal está promoviendo soluciones de reúso impulsadas por las empresas sanitarias como parte de las negociaciones de sus planes de desarrollo.
Meza también hace hincapié en la necesidad de incrementar el reúso de las aguas servidas tratadas. Más aún, recordando que el Estado, a través de la SISS, se fijó como meta que al año 2030 al menos un 30% de estos residuos líquidos con tratamiento que se descargan al mar, y un 20% de las aguas servidas depuradas que se vierten a cursos de agua superficiales, deben estar disponibles para incorporarlos a sistemas de reutilización.
Como avance al respecto, destaca la firma reciente en la región de Antofagasta de un convenio marco de colaboración entre el Gobierno Regional y las sanitarias Econssa y Aguas Antofagasta para propiciar el reúso de las aguas servidas tratadas en las ciudades costeras de la zona. “Con ello se busca reducir al máximo el empleo de emisarios submarinos (tratamiento preliminar) y, entre otros usos, destinar parte de las aguas servidas tratadas a proyectos de interés social, riego de áreas verdes y agricultura”, revela.
Proyectos en Discusión
Diversas iniciativas legales, que incentivan el uso de las aguas residuales tratadas, se tramitan actualmente en el Congreso. Una de las que está más avanzada es la que busca modificar la Ley 21.075 de 2018 para regular la recolección, reutilización y disposición de aguas grises (provenientes de tinas, duchas, lavamanos, lavaplatos, máquinas lavavajillas y lavadoras de ropa) y fomentar su reutilización en los cultivos agrícolas, salvo los de frutas y verduras que crecen a ras de suelo o suelen consumirse crudas. Asimismo, permite el riego de árboles frutales, cereales, viveros o cultivos industriales, entre otros.
El proyecto ya fue aprobado en general y particular por la Cámara de Diputadas y Diputados y, al cierre de esta edición, se discutía a nivel de comisiones del Senado.
La Ley 21.075 no se ha podido aplicar por sucesivos retrasos en la emisión de un marco jurídico para el reglamento asociado a la regulación.
En la Cámara Alta se tramita otro proyecto que promueve la reutilización de aguas residuales tratadas que actualmente se disponen a través de emisarios submarinos.
Fuente: Induambiente